
Las zonas de la ciudad son múltiples pero tienen sentido, el espacio se encuadra por norma, código, uso…policía... y por el tiempo, la gran ley: la ciudad como el universo también es tiempo. Al tiempo ha de someterse. La ciudad es un inmenso rugido del tiempo en el que las salvas de vida individual, fugaces, abruptas, son penetradas y transportadas por el estrépito cíclico de las políticas. Mas por encima de todo ese fragor, una vibración aún más mayúscula, el ruido blanco del devenir que se adueña como un zumbido desde el interior mismo de las cosas, curvando la perspectiva y mudando toda permanencia.
Ciudad-Mundo, una sensación inmediata pero angustiosamente caduca. (continuará)
No, no me he olvidado
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