domingo, abril 29, 2007

Save Our Souls

¿Qué es lo que, después de todo -el nerviosismo, los apretones, la carrera a paso ligero y el, finalmente, no llegar a tiempo- se le puede decir al interventor que te acaba de acorralar en el andén reclamando tu billete de vuelta?

Le podrías decir algo como "Le ruego disculpe la molestia", por ejemplo, y largarte dejándolo clavado en su miseria y su uniforme de rastrero a sueldo.

Sí, qué bonito ejemplo de"l'esprit de l'escalier”.

Pero ¿y si resulta que es uno de esos días... uno de esos en que te levantas con un nubarrón de rabia sudcoreana entre parietal y frontal? ¿Entonces qué?...Te lo diré, en uno de esos que tú y yo sabemos quizás también le soltarías tu bonita frase, sí, pero no antes de haber rociado con gasolina al trozo de carne y haberlo arrojado a las vías en llamas y de un patadón lleno de vindicadora justicia.

¡¿Eh?! ¡¿Quién ha dicho eso?! ¡¿Quién está ahí?!

Puedes llamarme hijo de Sam"

Hardboiled


"La mayoría de la gente utiliza la mitad de sus energías en proteger una dignidad que nunca ha tenido"

Raymond Chandler. El largo adiós

El rey de la frase corta y su cortante verdad (suspiro).

Y es por eso que me desconecto en cuanto identifico alguna conversación sobre agravios laborales. Horribles retahílas de y me dijo y yo le dije y mira que te digo y bla, bla, bla...
Ya sabes, el metro es un gran huracán de relatos sobre este tema. Aunque lo peor de todo es cuando entre la niebla de las cervezas te sorprendes a ti mismo en un y yo le dije...

Así que cuando eso sucede, y sucede aunque tengas un detector de dignidades ofendidas como el que yo tengo, la única solución es arremeter con un ¡Ciao!, traspasar ese muro de agravios y fugar, fugar por siempre, fugar la precariedad... dedicarte a otra cosa. A ir en bici, llevar un blog, al ikebana, la okupación, a preparar opos, o a un centrifugado de todas estas actividades. Eso si es que aún estás libre de hipotecas y de relaciones hipotecadas. Sino es el caso, no sé, échate un amante, cómprate un ferrari o tíñete...

Si te decides por la fuga, ayudan los amigos, las rentas, las herencias o los trabajos de pocas horas, pero agradables.

En todo caso, aquí vengo yo con mi cita de mí mismo:

domingo, abril 15, 2007

¡Adiós, lunes deprimente!


Kurt Vonnegut escapó del continuo ayer por la noche, voló en círculos hasta el año 1955, se tomó una gran porción de tarta de arándanos, de arándanos de 1955, dibujó un ojo del culo invisible en su plato y volvió a saltar. Desde aquí el tiempo es como los glaciares, pensó mientras ascendía. Cuando por fin aterrizó en el planeta Trafalmadore lo estrecharon diez mil abrazos... y lo mejor fue que pudo sentirlos todos.

sábado, abril 07, 2007

Sí, sí, te sigo, te sigo


[para leer muy, pero que muy deprisa]

Y eso me recuerda algo que dijo Lacaanng al ser requerido con ocasión de un motín en Los Ángeles durante el cual y por una vez el SWAT fue, a todas luces y para desesperación de los telespectadores, sobrepasado por los acontecimientos…, What the Fuck?! creo que fue como titularon después todo el speech en la Piqueta.

Aquella noche al bueno de Jaques lo arrebataron del abrazo de su diván en un alzamiento de nalgas restallante que le hizo pensar en banderas libres de su mástil en una mañana espléndida pero ventosa, o, en vernáculo, fue trasladado sin mucha preocupación por la repetida coincidencia de su anatomía con los ángulos del mobiliario hasta un cuartucho atestado de oficiales de policía donde, de muy malos modos, el eminente psiquiatra fue embutido en una aparatosa americana de kevlar imitación pana-con-coderas (una precaución lógica, si se tienen en cuenta las rivalidades intestinas en la Sociedad Freudiana Internacional).

Total, que después de los balbuceos que un negociador exhausto le dirigió a modo de briefing y, claro, después de recibir la ducha de puntapiés cortesía imparcial pero inapelable de los especialistas de asalto, nuestro académico tomó el megáfono y, puede que a causa de su estado tumefacto, o... más probablemente -y como revelaría años después en su autobiografía- para acabar rápido con todo aquél asunto de merde desplegó sin voluntad de hacer prisioneros esa paralógica por la que todavía se le vilipendia en determinados círculos. El resultado es hoy bien conocido: sorprendió a todos con un encomio del existencialismo del que destaco la sentencia que, después de todo, es lo que aquí viene a cuento: El judío es una invención del fascista: nadie se levanta por la mañana diciendo “soy de Palencia”. [cursivas mías]

Como cabía esperar, semejante argumento contra la identidad provocó una tempestad neuronal de calibre post-paracetamol a todo aquél expuesto a su influjo y, como en la investigación posterior se demostraría, ofreció el margen que los tiradores de élite del LAPD precisaban para abatir con sistemática pulcritud a los cabecillas de la toma y al 45% de los rehenes -porcentaje óptimo de víctimización especificado por la directriz profiláctica del síndrome de Estocolmo- lo que convirtió toda aquella gestión, que en un primer momento se presumía de calibre catastrófico y con toda seguridad una macedonia no opcional de cabezas de cargos electos, en un servicio impecable a la comunidad o, como suele decirse en ámbitos más restringidos, en una operación de manual.

Más tarde, en la obligada comparecencia frente a las cámaras de los late-shows, el eminente Dr. farfullaría como de pasada: El hombre olvida el significante, pero el significante no le olvida a él.

¿Se entiende?

¿Se entiende tal cual?