miércoles, octubre 31, 2007

Au revoir les enfants

Ha llegado la hora.

Hoy es el último día en la biblioteca pública de la ilustre villa en la que digo que trabajo. Me mudo a pastos más polvorientos. Con suerte a un centro de documentación, con menos suerte, a un archivo.

Así es, me paso al enemigo. Noooo, claman los colegas. afirmo con la determinación de un héroe que se adentra en la oscuridad sobre una nave en llamas, impasible el ademán.

Me voy.

Adiós muchachos. Nuestros caminos se separan aquí. Huid sin mirar atrás, yo os cubriré la retirada; para mi no hay esperanza.

La tiniebla devora con apetito voraz el plano desenfocado en el que me veo empequeñecer.

Fundido en negro.

Y...

¿Sabían que los archiveros son el mal?

El MAL, han leído bien. Créanme, fui bibliotecario, sé de qué hablo, llevo esa certeza en la sangre… es más, he sido adiestrado en esa verdad durante años de carrera y años de ejercicio profesional renqueante, he sido adiestrado concienzudamente y, bueno… de acuerdo, ya que me obligan a confesarlo, he conocido a unos cuantos, he visitado sus criptas y estudiado sus costumbres.

Para su información, el concepto mismo de archivo es tenebroso y execrable. Diabólico si me permiten reincidir en calificativos maximalistas. Expedientes, cartas e informes integran un osario de trámites y derrotas cotidianas que recuerdan lo que la existencia tiene de residuo y pérdida, hojarasca excretada en los manejos del poder y lo imponderable… y el archivo es el saco de todo ese rencor acumulado por lo que finalmente fue nuestra vida.

¿Y sus servidores?

Semejantes a arácnidos, objetarán ustedes, los archiveros pueden resultar repugnantes a la vista y al trato, pero ¿malvados? ¿Execrables? ¿Diabólicos? Es loable su moderación, tan humana como peligrosa es su duda, pues se equivocan: los archiveros consisten apenas en simulacros humanoides, copias blasfemas de lo que llamamos vida; una burla a la existencia. Están allí, a tu lado, fastidosos y disfrutando del calor emanado por un cuerpo vivo, absorviendo el oxígeno que escapa de tu respiración... y al momento no están, sólo restan el escalofrío y el ténue olor a bruma que los recubre como recubren las sábanas el mobiliario de una estancia rendida al polvo. Así es. Los archiveros se alimentan de lo vivo y no devuelven nada. No sirven más que al Archivo. Los archiveros son parásitos, rémoras, vampiros; la oscuridad y el colmillo.

Me engaño, desvarío, fallo.

Ni en lo natural ni en lo fantástico se da noticia de todo el horror que contienen y que les conforma.

¡Archiveros!

Archiveros...

Si visitan una administración cargados de papeles hagan la prueba, pronuNcien la palabra que empieza por "a" y acaba en "o" tres veces mirando al oeste y tengan por seguro que acudirán a la llamada.

Archiveros...

Que probablemente acudiré a la llamada...

Porque queridos amigos, estoy a punto de convertirme en uno de ellos.

Así que...

Adiós, Bebedores de quintos,

Adiós, Pasea hurones,

Adiós, Tatuadas disléxicas,

Adiós, Pincha neumáticos,

Hasta nunca, Basura blanca,

No nos volveremos a ver, Basura marrón,

Que sea rápido, Gente que se pelea,

Que todo se olvide, Madres borderline,

No más dvd de Van Damme,

No más Dan Brown,

NO MÁS CAMARÓN

No más...

11 comentarios:

Aura dijo...

Pero, me está usted asustando... Así, me colocó delante de un espejo, pronuncio tres veces la palabra que empieza por "a" y acaba por "o", y... ¡Noooooooo!

Anónimo dijo...

¡Suerte! Mas no desespere, pues el bibliotecario es un servidor, mientras que el archivero es un amo...

DINERO GRATIS dijo...

Da alegría oirla gritar asi. Moloch, se le nota contento. me alegro con usted.

Anónimo dijo...

bravoooooooooo, bravo Tutto!

Eli Ramirez. dijo...

jajajaaj

pues q vaya bien en tu nuevo trabajo ;P

sublibrarian of the year dijo...

Aura: Síííí. Ahora todos sus papeles son míos, me tendrá que hacer un ruego por triplicado, una compulsa notarial, dos peticiones al obispado y seis abluciones para echarles un vistazo. ÑIG, ÑIG, ÑIG, ÑIG.

Manu: Gracias. Usted SABE, usted CONOCE; la próxima vez que nos veamos le haré el alzamiento secreto de cejas y nos reconoceremos por fin en espíritu.

dinero gratis: ha descifrado usted la invocación ginsberiana del final. Lo imagino a usted lanzando muebles desde su ventana invocando al numen maléfico de una ciudad muerta.

yo, co: ¡Gracie mille, co! ¿Las cosas se enderezan? ¡No piense usted mal! Me refiero a lo no concupiscible: al ánimo y los buenos afectos, que diría Baruch.

bibliogirl: ¡muchas gracias!
Y sea usted bienvenida. ¿Cómo va la carrera (de fondo) de biblioteconomía? He visto en su blog una captura de pantalla de un editor MARC, ¿se puede obtener ese programilla? En mis tiempos (no se crea que hace tanto: 2000-2003) no teníamos esos lujos. Es que estoy un poco oxidao de catalogación y me iría bien para repasar OCL. ¡Un saludo!

Anónimo dijo...

pues el archivero también es un aduanero. Guarda la frontera de algunas verdades insoportables. Con una acción que pasiviza documentos hace más ligeras nuestras vidas.
Por ejemplo. Él custodia como descatalogados los documentos que prueban que los reyes magos existen, hacerlos accesibles nos quitaría la madurez inmediatamente.
LA DOSIFICACION QUE ADMINISTRA EL ARCHIVERO NOS MANTIENE EN LA TRANQUILIDAD DE QUE LO IMPOSIBLE NO HA PASADO NUNCA.


Felicidades y sepa usted esconder todas esas cosas que puedan dejarnos a nosotros como una aguja en un pajar sin nadie que nos encuentre ni con ganas de buscarnos.

amm

Werewolfie dijo...

"Un nuevo archivista es nombrado en la ciudad. Pero, ¿es verdaderamente nombrado? ¿No actúa según sus propias directrices? Algunos rencorosos dicen que es el nuevo representante de una tecnología, de una tecnocracia estructural. Otros, que toman su estupidez por una ocurrencia, dicen que es agente de Hitler, o que cuando menos ofende a los derechos humanos (no le perdonan que haya anunciado la 'muerte del hombre'). Otros dicen que es un simulador que no puede apoyarse en ningún texto sagrado, que apenas cita a los grandes filósofos. Otros, por el contrario, se dicen que algo nuevo, profundamente nuevo, ha nacido en filosofía, y que esta obra tiene la belleza de lo que rechaza: una mañana de fiesta."

DELEUZE, Gilles. "Un nuevo archivista, in: Foucault. Barcelona 1998, p. 27.

sublibrarian of the year dijo...

amm: lo imposible no ha pasado nunca, y sin embargo ha pasado. Usted lo sabe. Yo tendré la prueba, pero usted contiene la certeza.

La perse: ¡qué bonito fragmento me ha recortado usted! Me he quedado con la boquita de piñón y la mirada como la de un protagonista de The Host: alelada. Fouky decía que la expresión más clara de la maridación saber/poder era el expediente, la célula del organismo archivo. Me da un poco de miedito entrar a trabajar en uno. Un abrazo fuerte.

Estrellita Mutante dijo...

Le he imaginado a usted polvoriento entre tomos de libros antiguos y gruñendo a algúna investigador universitario. :P

sublibrarian of the year dijo...

¡Eeescaramujos! Señorita, ¡escaramujos y más recontraescaramujos!