viernes, noviembre 10, 2006

¿Todavía hay fronteras?

¿Cuántas fronteras atraviesas a diario?

¿Qué tasas, visados y aranceles pagas?

¿A cuántas vigilancias te sometes?

¿No es la precariedad un movimiento permanente entre estados?

“-¿Todavía hay fronteras?

Más que nunca.

Cada calle tiene sus propios límites fronterizos. En mitad de las zonas verdes, aisladas, quedan franjas de tierra de nadie disfrazadas tras una esquina o una acequia. Quien se atreve a meterse allí cae en terribles trampas o le disparan con rayos láser; las truchas en el agua son verdaderos torpedos.


El dueño de una casa o incluso el propietario de un humilde piso pone su nombre en la puerta y analiza cada mañana el periódico como si fuera el amo del mundo.


El pueblo alemán se ha dividido en tantos pequeños estados como individuos, y esos pequeños estados son nómadas; cada uno lleva lo suyo a cuestas y reclama una tasa cuando otro desea entrar, como si fuera un mosquito dentro de su colmena o de su cantimplora. Y eso sólo es la frontera, pero para adentrarse en uno de esos pequeños estados es necesaria una contraseña. (…)”


El cielo sobre Berlín. Wim Wenders

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