sábado, noviembre 18, 2006

La tierra baldía


Ciudad Irreal,

bajo la parda niebla de una madrugada de invierno,
la multitud fluía sobre el Puente de Londres, tantos,
jamás pensé que la muerte hubiera deshecho a tantos.

Exhalaban suspiros breves, espaciados,

y cada uno iba con la mirada fija delante de los pies.
Fluían, colina arriba y hacia abajo por King William Street,
hasta donde Saint Mary Woolnoth daba las horas
con un sonido muerto en el golpe final de las nueve.

The Waste Land
. T. S. Eliot

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