lunes, noviembre 27, 2006

Fitter Happier More Productive


Hace tiempo que Autechre se ha convertido en algo más que una de mis opciones musicales. Escuchar su música en soledad es ya un estilo de vida fijado entorno a una adicción. Un enganche que me arrebata literalmente durante las horas de madrugada que ocupan mi jornada laboral en la oficina de correos, y que me ha ido transformado a lo largo del tiempo.

Años en los que he conseguido concentrar los efectos
de la música en una substancia sonora de base Autreche mucho más potente a la que llamo E.B.E (Emotional Body Enlightenment) obtenida a partir de la quema de toda mi colección WARP en un CD -con determinadas técnicas y el formato adecuado pude grabar más de 30 horas de música en un solo compacto. Gracias a esta alquimia cada noche consigo fluir sin turbulencias a través de una helicoide de más de 10 horas de Autreche en reproducción aleatoria continua, alcanzando en su cúspide el estado de compresión del tiempo mismo y clasificando en dos horas lo que antes no era capaz en ocho...

Sí, apenas siento el primer break la sonoridad impele en mí la necesidad de clasificación constante. Me motiva a trabajar deprisa -¡más deprisa!- me imprime una memoria inmediata afilada y con ella la seguridad muscular necesaria para lanzar las cartas dentro de sus casillas. Durante los primeros minutos siento aumentar la cadencia de mi ritmo de trabajo, ascendiendo por estribaciones estadísticas cada vez más pronunciadas, más veloces, más precisas, más… elegantes. Después el flujo se desdibuja en una circunferencia de arco perfecto y ya no siento nada.

Paso las horas de la oscuridad en el epicentro de un huracán de lanzamientos vectorialmente perfectos. Y me siento tan frustrado cuando en mitad de la noche no encuentro
nada en mis manos impacientes por el ritmo de Autreche, que no puedo evitar atacar cada vez más profunda y frecuentemente las sacas de mis compañeros clasificadores; cada vez más -¡más!- hasta que la agotada luz del sol me saca de mi trance y me devuelve a una soledad de casillas repletas...

Sé que Autreche me ha convertido en una persona mejor:
sana, altamente motivada, en muy buena forma física, mucho más dinámica mentalmente y de inquebrantable autoestima. Pero por alguna razón me encuentro muy solo.

Si alguien experimenta la misma clase de euforia inducida por Autreche, por favor, coméntenlo en este post, de verdad me gustaría conocer otras historias sobre cómo Autreche cambió sus vidas y las vidas de los que les rodean.


Resto a su disposición.


9 comentarios:

admin dijo...

Qué foto más interesante, es increíble. No sabía que se le podía sacar tanta belleza a unas simples luces de neon (son de un parking o algo así, no?).

Anónimo dijo...

http://www.pitchforkmedia.com/article/feature/39663/Malachi_Ritscher_19542006

Anónimo dijo...

try hard!!!

sublibrarian of the year dijo...

Hola por fin es lunes, gracias, la foto es del enlace de líneas en la estación de Sagrada Familia, en Barcelona. Un poco más y me pilla un seguri con perro (no se puede fotografiar en el metro ¿?). ¡Pero lo conseguí!

sublibrarian of the year dijo...

Hola Edu, espero que te haya gustado lo de Autreche, últimamente le doy mucho. Lo de Malachi Constant es... algo muy triste ¿no? Pobre hombre. Es mala mezcla la frustración personal y la política de militante. here's no reason to believe that politics and mental health don't have anything to do with each other. Lo sabemos por experiencia ¿no? Muchas gracias.

Anónimo dijo...

try hard biblioprecario !!

sublibrarian of the year dijo...

Lo haré!!

Anónimo dijo...

creo que con esto de las fotos estas creando un estilo.
Deslumbrante.
Sin un fondo de negro vacio no funcionarian ¿verdad?
Salud amigo.

sublibrarian of the year dijo...

Uala! Muchas thanks!

Sí, es verdad. También creo que la negrura les da un toque, el blanco lo diluiría todo mucho.

¡Salud amigo! ¡Y a continuar con esa vida desaforada!