martes, octubre 24, 2006

La tormenta de hielo

I
En el número 141 de Los cuatro fantásticos, publicado en noviembre de 1973, Reed Richards tiene que usar su arma antimateria contra su propio hijo, al que Annihilus ha convertido en una bomba atómica humana. Era una de las típicas situaciones comprometidas de los cuatro fantásticos. Ellos no eran como el resto de superhéroes: eran una familia, y cuanto más poder tenían más daño podían hacerse entre ellos, y a veces ni siquiera eran conscientes. Este era el sentido de los cuatro fantásticos: que una familia es como la antimateria de tu persona; tu familia es el vacío del que surges y el lugar al que vuelves cuando mueres, y ahí está la paradoja, cuanto más te acercas a ella más te adentras en el vacío.

II
Cuando piensas en ello no es fácil dejar de hacerse preguntas sobre la vida. Es como si siempre alguien se dejara abierta la puerta del otro mundo; si no te andas con cuidado acabarías atravesándolas sin darte cuenta y morirías. Por eso cuando sueñas es como estar en el umbral de esa puerta y la gente que muere, y la que nace, pasa por tu lado, te rozan al pasar y te obligan a dar vueltas mientras entran y salen del mundo durante la noche. Por la mañana, tardas un poco en encontrar el camino de vuelta al mundo.

La tormenta de hielo. Ang Lee.

Reservar estos fragmentos para los árboles oscuros

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