sábado, marzo 29, 2008

El contiguo


¿Hacia dónde va la nave? ¿Cómo detenerla? Ese es un problema de fondo, eternamente presente. El otro va en aumento; nuestros abuelos no lo conocieron, pero nosotros sí: en nuestras comunidades vive una raza extraña que antes no estaba aquí.

Desde la escoria caliente de las marañas, de algún modo, en algún sitio, ha nacido una nueva raza con aspecto humano. No son hombres; son enemigos. Vienen desde sus escondrijos secretos para espiarnos y acabar con nosotros.


La nave estelar, p. 153. Brian W. Aldiss


no dejen de visitar al contiguo,
vive cerca, vive a su lado
les espera...

7 comentarios:

el loco oficial dijo...

Hace tiempo que no leo ciencia-ficción... este podría ser un buen autor para retomarla...
Un saludo!

Mundo Espejo dijo...

Los habitantes de la Nave gustan de jugar dibujando las casillas de un tablero sobre el suelo, y avanzan por ellas con fichas y dados. El Largo Viaje, lo llaman, metáfora del viaje a ninguna parte de la nave y del viaje de la vida. Y el sacerdote que encuentra en una cámara abandonada un viejo manual de electricistas con un plano completo de la Nave, entiende que ha encontrado la cartografía definitiva del mundo, aquella que lo conducirá a la toma del poder.

loqtengaqpasar dijo...

cambio radical de tema, pero debo avisarlo, pasee por mi blog. A mi entender lo mejor que he oído en mucho tiempo...

barbarroja dijo...

La nave, Leviathan o Titánic... Tal vez sí, para nuestros abuelos existió un bosque (el de la resistencia francesa sin románticismo, el maquis) pero para nosotros... todo el bosque ha ardido o ha sido domesticado, urbanizado... Y de más allá de los bosques y de más acá del cuerpo, los bárbaros, hombres y mujeres, extraños, no cabezones, proporcionados y alimentados por otros enigmas y otras fuentes se disponen al último asalto... Pero no, nadie se dispone a asaltar nada, fotografiamos en dobleces exytrañas y esplendidas el ojo de nuestros enemigos, de los que nos cuesta distinguirnos y sigue siendo tan difícil distinguir si estamos o no en guerra... Porque en la guerra por lo menos hay una respuesta que trata de llegar a las últimas consecuencias... Pero si no estamos en guerra habitamos ya el campo de esclavos y el matadero, y no sólo eso sino que nos acomodamos ya a él?

excelente selfportrait

mundoespejo: si encuentra esa guía electricista espero que nos convoque con toda urgencia, seguro que se nos ocurren maldades...

Anónimo dijo...

la fotografía me ha recordado aquello de doblar esquinas. Esta vez -viendo los límites del escapismo- parece que dice usted que más bien a ambos lados te encuentras al mismo: el contiguo homogéneo.
¿Ir? Pero ¿necesariamente tenemos alguna cita en alguna parte? ¿somos esperados? Si no hay cita ¿para qué preocuparse de la indumentaria con la que estar presente?.
No vamos al encuentro del contiguo, el contiguo es una persecución. Todo el mudo ha sido perseguido, ha tenido lo que le ha hecho notar su aliento en el cuello, pero nuestra generación también está siendo perseguida por delante: notando la alitosis de la realidad cariada

Anónimo dijo...

anterior es amm

sublibrarian of the year dijo...

loco: está muy bien. Yo la complementé con La nave, de Tomás Salvador, un clásico de la scifi española reeditado hace poco. Ambos libros recomendados personalmente con profusos, y profundos, comentarios por el maestro Mundo espejo.

mundo espejo: qué increíble microreseña. Un canapé que espolearía el hambre de estrellas del mismísimo Lem.

loqtengaqpasar: se lo comentó en su blog de usted.

barbarroja: Leviatán y Titanic. Para mi abuelo existió el bosque, pero tenía el aspecto de la modernidad: reserva de combustible o sobresueldo de la fábrica de papel. Galicia es la Luna, se lo digo yo, y entre ceniza y tocones los conejos se ven mucho más indefensos. Por otro lado, ¿no es extraño que aún vistiendo ese día ropas claras, el luto se filtrara desde mi contiguo?

amm: lo había reconocido, lo reconocería hasta en el infierno; quizás allí reconocerlo no sería proceso sino inmediatez. El contiguo de frente; va usted mucho más allá de todo, como siempre.