miércoles, septiembre 05, 2007

Together We're Heavy


En el duelo algo se deja atrás, se supera, y ese algo es uno mismo.

Sí, pero ahí está.

Atrás.

Resuena a veces como un eco lejano. No se puede renunciar a él.

En el duelo el resentimiento puede extinguirse como fuego, dolor incontestable, aullido, pero en ese proceso no hay regeneración: el duelo no entrega un nuevo cuerpo. Cuando al fin emergemos hemos incorporado la pérdida y lo que perdimos traumáticamente. En cierto modo somos una memoria indeleble de lo que ya no somos y de lo que -pese a la cura- también somos ahora: cicatrices. Algo de lo que no puedes despedirte. El malestar que en ocasiones tañe en ellas y por ellas es un eco que nos ha legado un nuevo resentimiento, y éste aún más hondo: tuvimos que dolernos, llegar a ser otro.

Puede que ahí esté la valencia política del duelo, en la voz de las cicatrices. Pero ¿cuántas veces habremos de dolernos cuando el daño no sea traumático pero sí continuo?

La existencia es aborrecible, y no en abstracto, no: es aborrecible cada día, en cada orden silenciosa encajada como un aguijón, en cada arbitrariedad soportada a cara de perro con lo dado.

¿Qué sucede con eso que no es tragedia, eso que casi no se advierte pero que se percibe de pronto y te agrieta el estómago y te obliga a beber aún una más y a... sí, a volver a resentirte?


¿Nos desharemos cada noche en el duelo para sólo restar como subconjuntos intricados de cicatrices?

No lo sé.

¿Por qué tañen las cicatrices?

Desacata esa voz oscura, enfréntala a su maldición y conviértela en odio.

Un odio puro, una rabia sin objeto, un odio libre.

Las manos son importantes, tienes razón.

Ojalá el duelo fuera un juego, ojalá fuera uno como este.

10 comentarios:

Aura dijo...

Pienso que sólo matando de forma simbólica podemos vencer al duelo... Matando lo que nos mata.

(Ese juego casi me vuelve loca, soy una negada. Le he abierto el ojo a la tortuga como 30 veces y nada)

Anónimo dijo...

Pero con el duelo se acaba el odio.
Con el duelo nace el concepto y el odio es anterior:, pertenece a la certeza sensible o es una psicoverdad.
A partir del duelo como encuentro de dos proposiciones contradictorias aparece el concepto y juicio: la posibilidad de elegir libremente.
El odio no tiene elección, como certeza sensible sin más sólo hace luchas imaginarias, obtiene victorias simbólicas o proporciona paisaje psiquico favorable de forma redundante.

El duelo es el amanecer que nace del encuentro de dos odios y "el mediodia ya no está manchado de sangre..." y entonces estás en condiciones de decidir

amm

sublibrarian of the year dijo...

De acuerdo con lo de matar lo que nos mata simbólicamente. Aunque el símbolo deje un vacío extraño entre las manos.

Yo creía que la Poliphonic Spree era como los Inhumanos pero en fino, dedicados al Gospel moderniki y tal. Después de "hermanar" a la tortuga con la lagartija y de que la ¿chichilla? devorase a los dos muñequitos he llegado a la conclusión de que, efectivamente, son como los Inhumanos ¡pero me gustan!

sublibrarian of the year dijo...

Hola amm, la idea que me rondaba es que el duelo no es salvífico, no regenera, no forma una nueva identidad sino que entrega un cuerpo cicatrizado, memoria, confirmación de una identidad en su aspecto negativo "lo que fuimos", y con ella un nuevo resentimiento. Quizás pese demasiado en esa idea la metáfora del cuerpo.

El odio no tiene elección pero en muchas ocasiones no da el salto, es sólo una certeza sensible que se consume en su propio circuito. Es una carga que no es capaz de trasladarse y únicamente se agita, maldice, es puro resentimiento, ¿un odio menor?

Es cierto lo que decías, las palabras tienen esquinas y el odio lleva a la certeza sensible por una de ellas. Ahí no hay libertad si no un único vector.

Un día de estos me tendría que dejar de franceses y dedicarme a Hegel, hoxtia ya.

loqtengaqpasar dijo...

pues chico yo he vuelto de vacaciones y bastante rancia estoy ya en el curro, no hay algun otro pensador un poco más positivo?? alguno hablará del amor, no?? claro que yo siempre he sido más literaria y contemplativa... (vamos una empanada de la vida...)
no sé si te has ido por ahí o te has quedao en barna, igualmente, cómo va el verano?

sublibrarian of the year dijo...

Hola!!

¡Angustiao estoy!

No me entra en el kabolo lo del acto administrativo y ¡¡¡todavía no he empezado con el específico!!!

¡Aiarggh!

(Ah, muy buenos tus apuntes)

Anónimo dijo...

Si no hay regeneración posible de qué sirve el duelo? de qué sirve sentir? podríamos ser simples autómatas y entonces no existiría ni el dolor, ni el duelo, ni el resentimiento..

sublibrarian of the year dijo...

Si la regeneración no existe el dolor puede seguir siendo y siendo y siendo. Sin duelo, sólo el padecimiento. Pero el duelo existe.

Y puede que no entregue un cuerpo nuevo, una nueva identidad en sentido fuerte, pero es evidente que es un proceso de cura, de alivio del dolor.

Pero ¿cuál es el precio del alivio del dolor?

Anónimo dijo...

El precio es el mismo sufrimiento y la dificultad para salir del abismo de dolor y culpa (en casos), no resurgirá una nueva identidad, sino que será la misma, modificada, afectada y menos inocente, pero merecerá la pena, siempre, si algo puede no merecerla será la causa, nunca el alivio del duelo.

sublibrarian of the year dijo...

El precio será el mismo yo.

Una resta perpetua.

O eso creo (yo).

Un saludo!