Al final no pude posponer más empezar el día. Me preparé para ir al trabajo y salí de casa. De camino a la oficina preparé una lista de las cosas que iba a hacer al llegar; sabía de sobra que surgiría algo y que la lista sólo serviría para dejarme en el subconsciente la sensación de haber empezado el día con el pie izquierdo. Para mi sorpresa, no fue así. Nada se desvió. Llegué a mi mesa, repasé los mensajes del contestador y los e-mails, y no había nada nuevo importante. Todo podía esperar. Era curioso. Me di cuenta de que todo continuaba su curso, al margen de mí. Mi confusión no afectaba a nada. Todo seguía adelante.
Todos cometemos errores. -Chistopher Wakling-
Todos cometemos errores. -Chistopher Wakling-
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