viernes, julio 06, 2012

Otro rollo meticuloso y jarto vino


 (...) la defensa antiaérea de Barcelona era otro problema difícil de resolver. No disponíamos de una sola pieza antiaérea y se tuvieron que improvisar tres defectuosísimas baterías en la ladera de Montjuïc y en otros dos extremos de la ciudad con piezas de 7,5 cm., establecidas rudimentariamente sobre un tambor de cemento, con su cureña introducida en un surco, enlazando telefónicamente con un puesto director del tiro. 

Como no había medio de que los sindicatos y organizaciones obreras entregaran las ametralladoras del Ejército de que se habían apoderado, planeamos establecerlas para el tiro antiaéreo en las propias terrazas de los locales sociales. 

Pedimos al coronel Jiménez de la Beraza que fabricara un par de docenas de soportes complementarios para las máquinas, una especie de miras para las partes cercanas a la culata y un guión con regleta y perla adaptable al soporte. 

Redactamos personalmente una hoja con instrucciones sencillísimas para el tiro, prohibiendo tirar a menos de 20 grados (1000 metros) por encima del horizonte, en cuya línea apareciera el avión, orientando la regleta inversamente a su marcha y apuntándolo con la mira postiza y la perla. La altura del avión sobre el horizonte se apreciaba con estadías de cartón grueso y se usaba siempre el alza de 600 metros. En esta forma cubrimos el cielo barcelonés, hasta 2000 metros de altura, de fuegos de ametralladora. 

El sistema de detección era también improvisado y defectuoso. Dos yates de recreo, provistos de estaciones de radio, salían de noche para hallarse de madrugada hacia la ruta marítima de Baleares.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

...como siempre, los sindicatos jodiéndola; suerte que los milicianos eran mañosos y disponían de dos yates de recreo, que si nó...

sublibrarian of the year dijo...

¡Qué bonito! En el yate con los camaradas y una radio, viendo amanecer, viendo a la aviación legionaria volando hacia las fiestas de gracia