lunes, abril 27, 2009

ya visionas edenes

Aquella noche soñó que se levantaba de la cama, que la retiraba de la pared, y que descubría una puerta en un lugar disimulado por unos montantes. Sorprendido, la abrió y se introdujo en un largo corredor, quizá un pasadizo subterráneo. El pasadizo se hundía en el suelo, ensanchándose cada vez más, y desembocaba en una gran sala vacía, sin puerta ni ventanas. Las paredes estaban totalmente desnudas. Entonces regresaba por el pasadizo, hacia la puerta que se abría debajo de la cama y, al llegar a ella, descubría que había un cerrojo totalmente nuevo y brillante en la parte interior. Descorría el pestillo, que funcionaba perfectamente, sin que rechinara. Le invadía entonces un gran pavor y se preguntaba quién había puesto el cerrojo, de dónde vendría ese ser, adónde había ido y por qué había dejado el cerrojo abierto. 

Rolan Topor. El quimérico inquilino

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Alicia atraviesa el espejo y al otro lado lo que primero parecía un mundo invertido pero simétrico, va mostrando una asimetría derivada del estar ella dentro.
Despertarse y hacer el viaje transforma el mundo al que nos dirigíamos. Y volvemos distintos, tan distintos que cambia lo que había, también cambia el pasado. Así que el viaje no consiste en volver distintos, el viaje es el de ser distintos para no volver.
El "desorden" encontrado al retorno es la diferencia entre quienes eramos y quién ha vuelto.
Hecho ese viaje a la velocidad de las palabras volver, volver a hablar encuentra un cerrojo, que no rechina y es habitante de lo plano ¿una puerta? no, el diccionario.

amm

sublibrarian of the year dijo...

¡¡¡Buenoooo!!!! ¡¡¡¡Buenísssimoooo!!!!