Como se ensamblan hoy el progreso y la regresión, lo vemos en el concepto de las posibilidades técnicas. Los procedimientos mecánicos de reproducción se han desarrollado y establecido independientemente de lo que se reproduce. Éstos pasan por progresistas, y lo que no participa de ellos por reaccionario y provinciano. Semejante creencia es fomentada con tanto mayor empeño cuando los superaparatos, si por cualquier motivo pierden su utilidad, amenazan con convertirse en una mala inversión. Pero como su desarrollo afecta de forma esencial a lo que bajo el liberalismo se llama presentación, y a la vez su propio peso aplasta al producto mismo –al que, después de todo, el aparato le es externo-, la adecuación de las necesidades al aparato tiene por consecuencia la muerte de las exigencias materiales. El celo fascinado con el que se consume cada nuevo procedimiento no sólo crea indiferencia hacia lo producido sino que también favorece la trastería estacionaria y la idiotez calculada. Es la revalidación en nuevas paráfrasis de la vieja cursilería de la haute nouveauté. El progreso técnico responde al terco y estúpido deseo de no adquirir nunca baraturas, de no quedar de espaldas al proceso de producción deseado sin importar cuál sea el sentido de lo producido. En todas partes la concurrencia, la congestión, las colas de espera sustituyen a toda necesidad en alguna medida racional."
Minima Moralia, p. 123