martes, enero 16, 2007

KW

(para agrandar haga click sobre la imagen)

El análisis de keywords de entrada a este blog muestra una desviación en las estadísticas de acceso a páginas algo... inquietante (por decir algo suave).

Las keywords responsables de la desviación son estas: "cómo suicidarse".

Bonito ¿No es cierto?

Esto quiere decir que muchas de las visitas a este blog (no todas, claro) llegan a partir de interrogar a google con estas palabras..."cómo suicidarse"

Y ya profundizando en el tema informo de que a día de hoy, biblioprecario se halla en los puestos 11 y 12 del índice de google sobre esta coincidencia de términos o, en cristiano, [insértese mueca de horror exageradamente fingido] este blog aparece en los dos primeros lugares de la segunda página de resultados de google al formular la consulta con las palabras... "cómo suicidarse" (no importa el acento).

La verdad, no consigo imaginarme a nadie aplicando los métodos de suicidio que Cathy expone y yo difundo ((les recuerdo: muerte aplastado por tetera gigante, muerte por autoinflado con una bomba de bici, muerte por centrifugado simple) Y confieso que me ha sorprendido un poco este dato de las kw, que me ha sorprendido sin humanismos por así decirlo, y el caso es que siempre he preferido el asesinato al suicidio...

Pero si en estas estamos, y siendo casi seguro que este blog será una decepción para cualquier suicida de provecho que tropiece con él, espero que al menos alguno tenga el detalle de comentar que le han parecido las fotos antes de cerrar la lavadora: expresar el disgusto estético puede ser una razón para seguir un día más.

¿Moraleja?

¡Buah! Algo hay que decir en estas circunstancias, no sea que me cierren el juguete (Oh! ¡Los malos!)



6 comentarios:

Anónimo dijo...

hurgar para ver que hay de nuevo o no descubierto en el biblioprecario, en algun momento del día, es una preciosa tecnica de supervivencia cotidiana.
que le lleven al chino al de la tetera, el inflador y la lavadora y tu sigue con lo tuyo que lo haces muy bien...

sublibrarian of the year dijo...

Al, no sé cómo agradecer tu comentario...

Seguiré como tú me digas.

Y si te fallo, ¡échame a los cerdos, que me lo habré merecido!

Anónimo dijo...

Estimado señor Biblioprecario: me permito dirigirme a usted, lamentablemente, para expresarle mi enojo. Me explicaré. He intentado suicidarme siguiendo sus amables indicaciones y…he fracasado. Primero lo hice con la tetera: y, desde luego, no es nada eficaz. Lo único que conseguí fue echar a perder mi bonita permanente, amén de quedar hecha una sopa. Cerré los ojos, tiré del cordel pensando encontrarme en el paraíso de los perritos con mi querido Frufrú y cuando abrí los ojos creyendo que la humedad que sentía era debida a los amorosos lametazos de mi buen amigo he aquí que me encuentro que con los nervios sólo conseguí que todo el agua se desparramara por mi cabeza. No perdí la esperanza así que seguí el ejemplo de hacerlo con papel. Debo insistir en que no es un método infalible. Desde luego que no. Como el único papel con el que disponía en mi casa era el higiénico, llena de entusiasmo e ilusión me puse a la faena. Señor mío, debo decirle que no funciona. Después de varias horas dándome una y otra vez con la susodicha arma homicida, digo suicida, no conseguí absolutamente nada. Pero si he de manifestarle que durante varios días me fue imposible cerrar los brazos. Así que cada vez que salía a la calle, todo el mundo se me abrazaba y me daba las gracias. Pero no crea, no me desanimaron todos estos fracasos. Añoro mucho a mi perrito, así que me compré una bomba para inflar ruedas de bicicleta, tal y como dice el manual del buen suicida. En esta ocasión supuse que lo más adecuado era hacerlo al aire libre, pues sería muy desagradable estropear el bonito papel de mi casa. Salí temprano de casa, ocultando el arma bajo una gabardina muy discreta que suelo utilizar para cuando llueve (desgraciadamente al ser verano y hacer mucho calor, las personas con las que me tropezaba me miraban extrañadas) supongo que pensarían que soy una excéntrica, además como iba tan contenta pues al fin iba a conseguir mi objetivo, iba cantando y bailando, pues me pareció lo más natural en mis circunstancias. Cuando llegué al lugar escogido por mí, una plazoleta en medio del pueblo, me puse la bomba en la boca y comencé a inflar, inflar, inflar, tanto inflé que comencé a ascender como un globo. …ahora cuando le mando mi reclamación, estoy en una hermosa isla del Pacífico que es donde fui a parar. Ya no quiero suicidarme, los nativos de esta isla me adoran como si fuera una diosa; el verme caer desde el cielo los impresionó muy gratamente, y ya no añoro tanto a Frufrú que espero tarde muchos años en verme, pero, está claro, que este otro método suyo, también ha fracasado. Suya afectisima: Elisa, diosa de Ragantir. Nota: no utilicé el método de la lavadora porque una señora como yo no puede perder el decoro y andar con las piernas al aire. (Si quiere que le conceda algún milagro deberá remitirme como donativo 10.000 dólares).

Anónimo dijo...

guauuuuuuuuuuu,

sublibrarian of the year dijo...

Sí!

Es tan bueno que lo he subido a la columna central.

Miauuuuuuuu!!

Anónimo dijo...

¡Fru Frú, Fru Frú!

¿Eres tú?